09/29/2007
Yosemite National Park (I). Traveling
Voy a ser rollero ya que esta es un de los viaje que quería hacer, incluso antes de llegar. A quien no le interese, que salte a la siguiente entrada.
Antes de venir a California, una de las primeras cosas que busqué en Internet fueron los espacios naturales alrededor de Berkeley. Y en concreto Yosemite National Park. No podía volver sin conocerlo. Sin embargo la temporda da a su fin y el acceso a Yosemite es más difícil, a la vez que es más peligroso llegar a algunas cumbres en invierno.
Así que como no podía dejar pasar la oportunidad me uní a un grupo de I-house residents para ir este fin de semana. Salimos dos coches uno se quedaba todo el fin de semana y nosotros, que volveríamos sábado por la noche, ya que algunos tienen “midterms” esta semana, y hay que estudiar. Un grupo estaba compuesto por lo mejor de cada casa, Sebastian, de Frankfurt, Aurelie, Sebastien, y Gerald de París, y yo.
De esta forma, el viernes por la tarde recogimos el coche de alquiler, las tiendas de campaña, e hicimos la compra.
Nos tocó un Kia Sportage, pero estilo americano, es decir, con cambio automático y con motor traga-gasolina. Lo de la gasolina más barata en estados unidos es un mito. Está a $3/galon, que si las cuentas no me fallan y con el cambio de moneda actual sale a 1.11€/L, o sea como en España. Sin embargo los surtidores diesel no existen. Esa puede una del las razones por las que se ven gran cantidad de coches japoneses, y algún coche pequeño como Copper mini, o Toyota Yaris. Creo que el coche más vendido debe de ser el Toyota Prius, que es híbrido, y el gobierno de California debe de incentivar la compra de vehículos híbridos pues lucen una pegatina diferenciadora
Nos repartimos la conducción. Gerald primero. Salimos de Berkeley dirección sureste, por autopistas de cuatro carriles en cada sentido, y atasco de viernes por la tarde incluido. Una vez superadas las montañas que bordean la Bahía, se llega a un inmenso llano de unos cuantos kilómetros, con un clima muy parecido al de casa. Vaquitas pastando, secano como Castilla. En las zonas regadas por los canales que cruzan todo el estado se encuentran grandes extensiones de almendros, melocotoneros, nogales, cerezos e incluso localicé algún kaki ya tomando color. Ya dirección a Sonora, ( este pueblo me suena de las películas del oeste) el paisaje cambia. Son ahora los oaks, que son un tipo de alcornoque, los que pueblan la lomas, cada vez más elevadas.
Decidimos parar a cenar en el siguiente pueblo. Jamestown. Sólo le faltaba quitar los coches para volver al Far West, a la época de los buscadores de oro. Se trata de un pequeño pueblo alineado a lo largo de la calle principal en el que se ha intentado conservar la arquitectura tradicional. No le faltaba ni Saloon ni Sheriff Office, con la diferencia de que los restaurantes eran todos mexicanos.
De este modo cenamos en uno de ellos. Por 12 buiks, tips and taxes included, nos pusimos las botas. Incluso nos ofrecieron una bolsa para llevarnos la comida.
Me tocaba el turno de conducir. Nunca había conducido un coche sin “stiker” así que mi celebro movía el brazo cada vez que instintivamente quería cambiar de marcha, cuando el coche lo hacía solo. Únicamente hay que recordar que no hay embrague, y que por lo tanto se conduce con un solo pie. El izquierdo debe estar quieto, no sea que por un descuido pisemos los dos pedales a la vez. Esto va de perlas para hacer la rampa. Sólo hay que soltar suavemente el pedal de freno y nunca se cala. Al final no voy a recordar como se conduce!
Continuamos la marcha hasta que nos dimos cuenta de que nos habíamos equivocado de carretera. U turn. Al final encontramos la dirección correcta. Era noche cerrada, por lo que lo único que se puede describir es que se trataba de una carretera de montaña, sinuosa y empinada. Después de cruzar la puerta del parque la carretera desciende hacia el fondo del Yosemite Valley.
Plantamos las tiendas de campaña, y nos reunimos con el grupo del otro coche a tomar unas cervezas. Esto da para juego de palabras: May be we didn’t see some bear, but a lot of beers! Otros juegos de palabras son por ejemplo: excuse me, do you know where is the Santa Mónica’s beach/bitch?
Como hay osos en estas sierras, hay que guardar la comida en bear boxes, unas cajas metálicas, de forma que los osos no puedan abrirlas, aunque la finalidad no es ésta, sino alejarla de la tienda donde se duerme, en caso de que venga un oso. Sin esterilla no posía dormir así que al final cogí las llaves del coche y acabe intentando dormir en él.
09/30/2007
Yosemite National Park (II). My first 8000
A la mañana siguiente, nos levantamos temprano. El dia era claro. Nos esperaba una dura caminata, de 25 km, entre ida y vuelta, y un desnivel en ascenso de 900 m. Se trataba de la ascensión al Half Dome, de 8842, eso sí en feet. En metros 2695m, cuando el “campamento base” está a 4000 feet (1220 m)
La ascensión comienza suave, siguiendo el curso del río Merced. Atrás dejamos Yosemite falls sin agua en esta época del año. Pasadas unas 1.2 millas el sendero asciende haciendo eses, hasta alcanzar una cota desde donde se puede observar el cañón que ha formado el río. En ligera ascensión el camino se acerca por el margen izquierdo hasta Nevada Falls, una cascada impresionante, de aguas cristalinas. Un pequeño puente de madera cruza sobre ésta antes de que las aguas se estrellen unos 100m más abajo. Siempre girando hacia la izquierda continuamos ascendiendo hasta la base de Half Dome. La mole granítica se yergue por encima de nosotros. Ya no hay árboles, sólo unos escalones labrados en la piedra nos permiten ascender.
Los últimos metros son eternos. Hay que escalar por la cresta, por una pared de más de 45º de inclinación, con la única ayuda de dos cables de acero separados medio metro y unas tablillas de madera cada 2 metros . Un resbalón acabas en el fondo del valle. Al igual que nos encontramos atasco a la salida de Berkeley, nos lo volvimos a encontrar aquí a más de 2000m de altura, unas 100 personas pendían de un cable intentando subir, mientras que por el otro intentaban bajar otras tantas. Superar el atasco nos llevó casi una hora. Una hora eterna.
Pero a fin alcanzamos la cumbre. Alrededor las montañas conservan parte de la nieve del invierno, abajo queda el valle. En la cara norte la pared es prácticamente vertical, ya que le falta el otro Half Dome, que un glaciar arrastó consigo. En este momento me siento como el protagonista de “Al filo de lo imposible”.
La vuelta a casa fue por el mismo camino, con la única diferencia de que bajamos por el margen derecho del río Merced. De nuevo con atasco para bajar por los cables.
A las siete de la tarde llegamos al coche. El otro grupo se quedó visitando Yosemite Village, mientras que nostros volvimos para Berkeley.Le tocaba conducir a Sebastian el primer tramo, pero tanto Gerald como yo estabamos tan cansados que decidió continuar él todo el camino.
Quedará el recuerdo de haber tocado el cielo, con la punta de los dedos